ANÁLISIS: God of War: Ragnarok, una experiencia Brutal.

ANÁLISIS: God of War: Ragnarok, una experiencia Brutal.
ANÁLISIS: God of War: Ragnarok, una experiencia Brutal.


Cuándo mi compañero y amigo David me avisó que la gente de Santa Monica Studios nos enviaba el God of War: Ragnarok para que lo analicemos, me sorprendió mucho. Desde el año pasado que veníamos pidiéndole a Sony juegos para analizar y no lo hacían. Así que mi alegría fue inmensa ya que el God of War de 2018 fue uno de los mejores juegos que probé de esa generación y que disfrute un montón en su momento.

Como se habrán dado cuenta, mis expectativas estaban por las nubes y todos sabemos que eso puede jugar a favor o en contra. ¿Habrá podido superar mis expectativas? Eso y más lo sabrás en este análisis.

Te cuento que el God of War de 2018 no se pensó como una continuación directa de los anteriores juegos, sino como un nuevo comienzo para la franquicia, y eso trajo consigo muchísimos cambios de los que no voy a hablar ya que a esta altura son más que sabidos. Sí decirles que le cayeron de maravilla a la franquicia, ya que la relanzó y la puso en un pedestal aún más alto del que tenía.



Así que la gente de Santa Monica Studios no la tenía nada fácil para esta continuación. Igual les anticipo qué no solo lograron superar a la obra original sino que a mi juicio estamos ante uno de los firmes candidatos a ganar el GOTY de 2022.

La historia de un padre y su hijo adolescente

Para los que se preguntan si es necesario haber jugado al GoW 2018 para disfrutar de esta secuela, les cuento que si bien el juego viene con un video resumen de lo que pasó, estimo que lo van a disfrutar mucho más quienes lo hayan jugado, ya que como en The Last of Us parte 2 es muy importante estar vinculados con los personajes. Igual GoW: Ragnarok es un juego que se disfruta por sí mismo, pero si tenés la posibilidad de hacerlo, lo vas disfrutar muchísimo más.



La historia continúa los acontecimientos del juego anterior. Seguimos en torno a la mitología nórdica, pero en este caso no se trata del viaje de Kratos para aceptar su destino, sino de su hijo quien debe asumir su papel en el orden del universo. En esta continuación la historia gira en torno a quien es Atreus y cuál es su papel en el Ragnarok.

Mucho más no voy a revelar, porque una de las cosas más importantes del juego es su historia y cualquier cosa que pueda adelantarles podría terminar siendo una revelación que arruine sus expectativas acerca de la misma.

Pero sí les voy a hablar de lo bien que están trabajados los personajes, en especial Kratos y Atreus. La evolución de ambos es fantástica, con Kratos aprendiendo a ser padre de un hijo que ya es adolescente, y con el cual se va a enfrentar en varias situaciones. Como en el juego anterior, la relación entre ellos está plasmada de forma brillante y nos mantiene enganchados con sus conversaciones, las cuales están excelentemente interpretadas en nuestro idioma.



Los personajes secundarios también tienen mucho peso, donde vuelven Mimir, Freya, y los enanos Brock y Sindri pero en esta oportunidad ocupan un lugar más importante en la historia. También hay muchos más secundarios, sin dejar pasar a los dioses Thor u Odín, los grandes enemigos de nuestros “héroes”.

Más grande y mejor

Tengo que reconocer que en mis primeras 7 horas con GoW: Ragnarok tuve la sensación de que seguía jugando al mismo juego del 2018, y eso no era algo malo, pero se sentía demasiado continuista y a la vez más lineal que aquel. Pero todo cambia cuando se nos abren los Nueve Reinos.



Estos reinos son muy diferentes entre sí. Visitarlos es una experiencia única en sí misma; cada uno tiene el tamaño de un pequeño mundo abierto, tan importantes son sus dimensiones que hasta vamos a contar con vehículos (balsas, trineos, trenes, etc.) para poder recorrerlos. También para poder explorarlos al completo vamos tener que volver a visitarlos varias veces, ya que ciertas secciones las vamos a poder explorar con habilidades que se nos van a ir destrabando durante el juego. En principio se nos muestran a estos de una forma bastante lineal, pero a medida que avanzamos y superamos los muchos puzles con los que nos vamos cruzando. Este se irá ampliando y desbloqueando todas las zonas por las cuales nos vamos a poder mover con plena libertad. Quiero destacar que los puzles están totalmente integrados a los niveles y son muy ingeniosos, lástima que como viene siendo norma en las últimas generaciones, se nos dan muchas ayudas para que podamos superarlos, lo mismo para saber por cual camino ir con marcas muy obvias en el escenario que hace que sea prácticamente imposible perderse.



Una aventura con un ritmo trepidante

Una de las pocas cosas en la que fallaba el juego del 2018 era en el ritmo. Tengo que reconocer que en cierto punto se me hizo bastante pesado, más cuando era un juego que nos ocuparía muchísimas horas terminar su historia principal. En GoW: Ragnarok esto lo solucionaron y tiene un ritmo trepidante. En este sentido me hizo acordar por momentos a la serie Uncharted, también porque los niveles que exploramos son mucho más verticales, con muchos momentos de saltos y escaladas. También favorece mucho al ritmo los numerosos enfrentamientos con criaturas, incluso muchas de ellas de tamaño colosal, lo cual me hizo recordar los enfrentamientos épicos de la trilogía original.



Más cercano a los GoW clásicos

A diferencia del juego anterior, desde el comienzo contamos el Hacha de Leviatán y las Espadas del Caos, cada una con un abanico enorme de combos. El control sigue las pautas ya establecidas en la entrega anterior, con una cámara más cercana al hombro del protagonista, pero con la sensación que en las batallas se aleja un poco más, dándonos un mayor panorama para poder atacar mejor a nuestros enemigos, que en conjunto a las Espadas del Caos nos permite tener batallas mucho más bestiales y dinámicas. Acá sí sentimos que Kratos puede desatar toda su furia como lo hacía en las entregas originales, y sin querer entrar en spoilers, también vamos poder controlar a Artreus que cuenta con su arco para atacar, ya sea usándolo para golpear a corta distancia y a larga distancia con diferente tipos de flechas, todo esto con su propio árbol de habilidades y combos. Esto le añade otra capa de jugabilidad al juego, ya que cuando controlamos a Artreus, los momentos que vivimos con él son muy diferentes a los que tenemos con su padre.

Como novedades, ahora se incorpora un ataque más largo con el botón triángulo, después se mantiene todo muy similar, pero con una jugabilidad mucho más dinámica y menos pausada. Esto para alguno puede ser un paso atrás ya que la franquicia cambió la forma de jugar con Kratos con respecto a otras entregas, pero yo creo que se encontró un equilibro perfecto entre el control de los juegos originales y el más técnico y pausado de la entrega de 2018.



Siguen estando los tremendos “finisher” que activamos con R3, con unas decapitaciones que son brutales y pudiendo desatar toda la furia espartana de Kratos con R3 y L3, para que destruya a puño limpio todo lo que se le cruce en el camino.

Un apartado técnico de no creer en PS4

Al no disponer de una PlayStation 5, la versión que probé es la de PS4. El juego anterior era de lo más brutal que salió en esa generación, así que me esperaba un juego con el mismo nivel pero no que lo supere de la manera de que lo supera. Les puedo asegurar de que si les muestro el juego en movimiento y les digo que es la versión de PS5, muchos me lo van a creer. No sé cuanto mejor se verá la versión de nueva generación, pero la que probé esta a un nivel que no me esperaba en una máquina que cuenta con casi 10 años desde su salida. Eso sí, como pasaba con The Last of Us parte 2, el ventilador de la PS4 va al mango todo el tiempo para poder mantener en niveles óptimos la temperatura, pero con la consecuencia del ruido continuo que genera.



En lo que respecta al rendimiento, no tengo ninguna queja, la única que tenía era que algunas texturas tardaban en cargar al entrar a en algún nivel, pero con la última actualización desapareció. El juego siempre se mantiene estable, sin caídas de cuadros importantes y con una nitidez en la imagen destacable, ya que lo jugué en una tele 4k de 55 pulgadas y no se veía la imagen borrosa en ningún momento.

Con respecto al sonido lo mismo, es igual de brutal, con una banda sonora espectacular compuestas por Bear McCreary que se basa en la entrega previa y le sienta perfecto. También es de destacar el excelente doblaje latino para nuestra región, ya que el juego cuenta con una extensa cantidad de diálogos y nada tiene que envidiarle al doblaje original. Soy de los que banca muerte que haya buenos doblajes en nuestro idioma, y la gente de Sony siempre hace excelentes trabajo en este aspecto.

Les puedo asegurar que con equipo con sonido envolvente la experiencia es de lo mejor que vas poder tener hoy en día.



Mucho contenido y horas de juego

GoW: Ragnarok es un juego larguísimo. Si solo nos abocamos a la historia principal, la misma nos puede llevar más de 20 horas. Pero si queremos hacer las misiones secundarias y explorar bien los 9 reinos, la misma se nos puede ir fácil al doble de tiempo. Es obvio que me fue imposible en la semana que tuve para hacer este análisis completar el juego al 100%, pero haber terminado la historia principal, explorando bastante los niveles y haciendo muchas de las misiones secundarias, ya tengo jugadas unas 28 horas. Cabe aclarar que una vez que terminemos el juego, se nos llenara el mapa de nuevas tareas para hacer.

Los niveles de dificultad son cinco, y lo podemos cambiar en cualquier momento, así que si nos sentimos trabados en algún combate, se lo podemos bajar. En el nivel de dificultad normal preestablecido en algunos momentos se me complicaron pasar algunos combates. No probé los niveles más altos de dificultad pero imagino que deben ser todo un desafío. Pero cualquiera sea el nivel que tengas, vas a poder disfrutar de esta aventura.



Conclusiones

No queda mucho para decir después de todo lo comentado. God of War: Ragnarok es un juego prácticamente perfecto en todos sus apartados, en pocas palabras, es Brutal. No solo es una excelente continuación de God o War de 2018, sino que es uno de los mejores juegos de su generación y a mi entender el más firme candidato a llevarse el Goty del año. Lo único que te puedo decir, es que aún sin que te guste esta saga, le des una oportunidad porque es una de esas experiencias que hay que vivirlas sí o sí.

No veo una mejor forma para darle una despedida a una consola que nos dio tantas alegrías como la PlayStation 4. Y sí sos de los pocos afortunados en tener una PlayStation 5, no lo dudes, estoy seguro que es una de las mejores experiencias que vas a poder tener en la nueva generación.