Estamos ante una aventura misteriosa, donde el jugador hará su camino sin entender demasiado de qué va la historia, y tendremos que utilizar nuestra percepción e ingenio para resolver diferentes rompecabezas de una manera muy particular. En estas breves líneas, te cuento mi experiencia en las profundidades de Silt.
El juego comienza con un breve y pequeño texto, el cual será lo único que podamos leer en todo la aventura y donde, básicamente, nos indican que debemos robar los ojos de los Goliat que moran en las profundidades para de esa manera activar la gran máquina que yace en el fondo del océano y así sellar nuestro destino. Y punto. No volvemos a tener ningún tipo de ayuda, pista, nota, diálogo, etc. Nada de nada. El juego no te lleva de la mano y la intuición de cada uno de nosotros será la única herramienta que tendremos para avanzar y no perdernos en el intento.
Nuestro protagonista, una especie de buzo (El cual entiendo “no es humano”), comienza encadenado en las profundidades de un oscuro océano y es aquí donde se nos presenta la mecánica más importante del juego con la cual iremos resolviendo todos y cada uno de los puzzles que se nos vayan presentando, “La posesión”. Si, nuestro “buzo” tiene una extraña habilidad que sirve para poseer los cuerpos de cualquier criatura marina, desde peces pequeños, pirañas, anguilas eléctricas, manta rayas, etc. y de esta manera utilizar las habilidades que posee cada una para ir resolviendo así los acertijos. El juego nos mantiene en constante atención y la combinación de esta habilidad y el deseo de saber cómo resolver los rompecabezas que propone, es un incentivo para estar siempre atentos y querer descubrir qué es lo que ocurre.
El juego roza el terror, la espectacularidad de sus criaturas marinas y la oscuridad en la que nos sumerge, son realmente tétricas. Tan solo dejándonos utilizar una pequeña linterna en todo el juego, hacen que por momentos más de uno pueda pegar algún salto de la silla. El diseño de sus bosses me pareció excelente. Criaturas enormes, que nos hacen ver infinitamente pequeños en nuestra pantalla y en ese gran océano en el que estamos sumergidos, me pareció de los puntos más altos que tiene Silt, y disfrute muchísimo de buscar la forma de derrotar a cada uno de ellos, siempre combinando las diferentes técnicas que fuimos aprendiendo a lo largo del camino y controlando a diferentes criaturas marinas que nos ayudarán a cumplir nuestro objetivo.
En resumen, Silt es una historia corta y sencilla, de difícil entendimiento, ya que la sensación al terminarlo es la de no saber bien qué es lo que ocurrió en el juego o qué nos quisieron contar, pero ahí radica lo particular de este juego, cada uno vivirá su experiencia e interpretará la historia según lo vivido. Solo con imágenes y sonidos el juego nos va llevando a su final, mientras vamos probando una y otra vez diferentes maneras de resolver sus puzzles. Una aventura entretenida, efectiva y que funciona muy bien para quienes no tengan talvez muchas horas para jugar o dedicarle a un juego. Silt propone desafíos interesantes y unas mecánicas que te atrapan y te dan ganas de seguir avanzando constantemente.