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ANÁLISIS: Tormented Souls 2 |
Para quienes crecimos en la era dorada del survival horror, cuando Alone in the Dark abría camino y Resident Evil y Silent Hill nos enseñaban a temer cada puerta cerrada, esta secuela es una celebración. Una que respeta el legado, mejora lo necesario y nos devuelve a esa sensación de estar atrapados en un lugar que no quiere que salgamos.
Dual Effect y el valor de la coherencia
El estudio chileno Dual Effect vuelve a demostrar que no hace falta un equipo gigante para crear una experiencia memorable. Lo que sí hace falta es entender qué se quiere contar, cómo se quiere jugar y a quién se quiere emocionar. Tormented Souls 2 es un survival horror clásico, sí, pero con ajustes modernos que no traicionan su esencia. Cámaras fijas, escenarios laberínticos, puzles exigentes y recursos limitados conviven con mejoras en el control, una interfaz más intuitiva y una ambientación sonora que se siente más viva que nunca.
La historia nos pone nuevamente en la piel de Caroline Walker, esta vez acompañada por su hermana Anna, quien sufre visiones premonitorias. El viaje las lleva al sur de Chile, a Villa Hess, un pueblo que esconde más de lo que muestra. La desaparición de Anna nos lanza a una investigación que recorre conventos, centros comerciales abandonados y escuelas desiertas. Cada escenario está diseñado con una arquitectura que no solo sirve al gameplay, sino que refuerza el tono narrativo: claustrofóbico, inquietante, profundamente atmosférico.
Puzles que respetan tu inteligencia
Uno de los mayores logros del juego es su diseño de puzles. No son meros obstáculos: son parte del mundo, de su lógica interna. Hay cerca de 70 y muchos funcionan como minijuegos que exigen observación, deducción y memoria. Desde símbolos en cuadros hasta mecanismos complejos, pasando por grúas, máquinas expendedoras y jeroglíficos, cada desafío está pensado para que el jugador se sienta parte activa del misterio. Y cuando te atascas —porque te vas a atascar— la recompensa al resolverlos es genuina, lógica y satisfactoria.
Este enfoque me hizo recordar las épocas de los primeros Resident Evil, donde cada objeto tenía un propósito y cada pista estaba ahí por una razón. Pero también tiene cosas de Silent Hill, especialmente en la forma en que el entorno se convierte en un enemigo más. La oscuridad, por ejemplo, no es solo estética: es letal. Caminar sin luz puede significar la muerte, lo que convierte al mechero en una herramienta vital, casi ritual. Encenderlo es como decirle al juego: “Estoy listo para seguir”.
Combate solo funcional
Si hay un aspecto donde el juego todavía tiene margen de mejora, es en el combate. Es realmente lo más flojo del juego. El sistema es simple: apuntar, disparar, sobrevivir. Hay ayuda al apuntado, variedad de armas y lucha cuerpo a cuerpo, pero la sensación es arcaica y limitada. Los jefes, en particular, no destacan. Las mecánicas de esquive son básicas y las estrategias se reducen a correr y disparar. No arruinan la experiencia, pero la hubiera mejorado.
Eso sí, el equilibrio de dificultad está bien medido. Hay varios modos, incluyendo uno asistido que facilita la experiencia sin quitarle tensión. Munición abundante, enemigos más débiles y guardado automático permiten que más jugadores puedan disfrutar del juego sin frustrarse. Y para los más exigentes, el modo tormento desbloqueable ofrece un desafío digno de los veteranos del género.
Gráficos y sonido: el terror entra por los sentidos
Visualmente, Tormented Souls 2 no compite con los triples A, pero tampoco lo necesita. Su dirección de arte, iluminación dinámica y un magistral diseño de escenarios logran una atmósfera que se siente viva, opresiva y coherente. Las sombras, aunque con margen de mejora, cumplen su función de sumergirnos en un mundo donde cada rincón puede esconder un grito.
El diseño de enemigos es efectivo. Algunos son espeluznantes, otros más convencionales, pero todos cumplen con su rol de generar angustia. Donde podría haber una mejora es en la protagonista, su diseño no está mal pero su calidad visual contrasta demasiado con el excelente diseño de los escenarios.
Con respecto al sonido, la ambientación sonora es simplemente genial. Gritos, gruñidos, música ambiental y temas que evocan a los clásicos del género acompañan cada paso, cada descubrimiento, cada sobresalto. Incluso las salas seguras tienen esas melodías calmadas que nos recuerdan que, por un momento, estamos a salvo. Pese a ser un juego desarrollado por chilenos las voces no están en nuestro idioma, una verdadera lástima y algo que me cuesta perdonarles, pero sí los textos se encuentran traducidos.
Conclusiones
Tormented Souls 2 no pretende reinventar el género sino honrarlo, y lo hace de forma notable. Sus combates no deslumbran y su historia no es la más profunda, pero su ambientación, puzles y diseño de niveles lo convierten en una joya para los amantes del survival horror clásico. Si alguna vez te estremeciste con las puertas chirriantes de Resident Evil o los pasillos neblinosos de Silent Hill, esta secuela te hará sentir en casa… o en una pesadilla muy bien diseñada.











